Roccia es el fruto de un vínculo fraternal y de una visión compartida. Dos hermanos, Albert y Xavier, que desde caminos distintos han convergido para dar forma a un espacio donde la hospitalidad, la belleza y la autenticidad se encuentran.
Xavier, formado en periodismo y dedicado profesionalmente a la cocina, encontró en la gastronomía italiana una sensibilidad que le resultó tan familiar como irresistible. Una cocina que no solo alimenta, sino que comunica, abraza y reúne. Su relación con los fogones se cultiva desde la dedicación, el respeto al producto y una forma de entender el oficio donde la calidez humana es tan esencial como la técnica. Albert, hermano mayor y espíritu inquieto, ha dedicado su trayectoria al universo audiovisual y al diseño. Su curiosidad por los espacios, los materiales y las narrativas sensoriales se intensificó tras un viaje a Italia en 2023, donde descubrió una afinidad profunda con su cultura, su arquitectura y su forma de vivir el arte y la mesa. Su mirada dota a Roccia de una estética precisa, emocional y atemporal.
Desde la infancia compartimos una inclinación natural por imaginar y construir. Nos movía, entonces como ahora, el deseo de crear experiencias, de conectar con las personas, de hacer que los demás se sintieran bienvenidos.
Hoy, tras años de aprendizaje y caminos recorridos, nos encontramos para levantar Roccia. Más que un restaurante, es la materialización de una historia compartida. Un proyecto con alma, donde la herencia emocional y la visión contemporánea se abrazan en cada detalle. Para nosotros, un hito; para quien nos visite, esperamos, un lugar al que querer volver.
Roccia llega a Roc Blanc para quedarse. Y no es casualidad que una roca (símbolo de permanencia, solidez y carácter) encuentre su lugar en un barrio que lleva su esencia en el nombre.
Cuenta una antigua leyenda del sur de Italia que, al pie de las aguas cristalinas de la costa amalfitana, entre acantilados abruptos y el mar Tirreno, se alzaba una roca solitaria. Los lugareños la conocían como La Roccia degli Eterni Sapori —la roca de los sabores eternos—. Decían que aquella formación había sido moldeada por las manos de los primeros cocineros de la región, quienes encontraron en ella un altar natural donde dar forma a una cocina nacida de la tierra, el fuego y el mar.
Inspirados por esta imagen elegimos Roccia como esencia de nuestro proyecto. Porque representa lo sólido y lo esencial; porque en su quietud hay historia, carácter y permanencia. Y porque creemos que cada plato, cada gesto en la mesa, puede ser también una forma de esculpir el tiempo y dejar huella.
En Roccia creemos en una cocina que se comparte, se siente y se recuerda. Una cocina de raíces italianas que dialoga con el alma mediterránea: cercana, honesta y sin artificios.
Trabajamos con ingredientes de origen y una mirada atenta al detalle. Aquí, cada plato habla de sencillez bien hecha y cada gesto busca hacerte sentir en casa.
Nuestra intención es clara: ofrecer una experiencia cálida, estética y auténtica. Un lugar al que se viene a comer bien… y al que, esperamos, se desea volver.
